EL ORIGEN DE LA NAVIDAD Segunda parte.
Otra prueba de que Jesucristo nació a mediados de septiembre. Es el hecho de que cuando Cristo nació, José y María habían ido a Belén a empadronarse (Lucas 2: 1-50). No hay registros que indiquen que este periodo fuese en invierno, ni motivo alguno para creer como hemos leído muchas veces en comentarios sobre Navidad, que el empadronamiento había causado la aglomeración de forasteros que no permitió a José y María encontrar lugar en el mesón.
No hay ninguna razón para creer que fuesen tantos los judíos oriundos de Belén radicados en estas poblaciones, pues todos los judíos se hallaban adheridos a las tierras de sus antepasados. José tuvo que hacerlo por causa de la persecución de Herodes contra el niño Jesús.
¿Qué causaría pues la aglomeración? Lo más probable es que fuese la fiesta anual de otoño a la que José y María solían concurrir como buenos judíos y aunque esta vez tenían razón para abstenerse, dado el estado de María, no pudieron hacerlo por coincidir con la nota real del empadronamiento “cada cual en la ciudad donde era nacido” (Lucas capítulo 2). Jerusalén era normalmente, una población de 120,000 habitantes, pero según el historiador Josefo, durante las fiestas algunas veces se reunían allí hasta dos millones de judíos. Con tan grandes multitudes de gente que venían a las fiestas no solamente se llenaba Jerusalén, sino también la aldea de Belén, situado a sólo 5 millas al sur. Esto era al final de la siembra. Todo esto y las evidencias dadas anteriormente, indican que el nacimiento de Cristo fue en el otoño y no el 25 de diciembre.
Si Cristo no nació en diciembre, ¿cómo llegó este día a ser parte del calendario de la Iglesia? La Historia Universal nos da la respuesta.
¡En vez de ser este día el nacimiento de nuestro Salvador, este era el día en que los paganos, durante muchos siglos, celebraron el nacimiento de su dios solar! La Historia nos enseña cuánto se rebajaron los líderes de la Iglesia apóstata en sus esfuerzos por unir el paganismo con el cristianismo hasta el punto de poner el nacimiento de Cristo en una fecha que armonizaba con la celebración pagana del nacimiento del dios sol.
Fue en el siglo V que la Iglesia Católica Romana, ordenó que el nacimiento de Cristo fuera observado el 25 de diciembre, el día de la antigua fiesta romana del solsticio de invierno. Tenemos varios indicios de que la adopción por parte de la Iglesia Católica Romana del mes de diciembre como conmemoración del nacimiento de Jesús se remonta hasta el siglo IV o V d.C. Una de las opiniones más extendidas y aceptadas basa este hecho a partir de la “oficialización” de la religión (para entonces) secta de los cristianos decretada por el Emperador romano en turno, Constantino, durante el año 324 a. C. Es completamente probable que cuando la población romana en general (la cual desconocía el verdadero significado del cristianismo) adoptó la nueva fe, empezó a celebrar sus fiestas paganas familiares con nuevos nombres obtenidos de la terminología de los cristianos. Estos cambios fueron graduales, pero había una celebración romana en particular (La Saturnalia) que se había estado celebrando desde hacía siglos antes de Cristo a finales de diciembre. La celebración incluía jolgorios, banquetes e intercambio de regalos como parte de las fiestas del solsticio de invierno del hemisferio norte. En aquellos lugares y tiempos la mayoría de las personas adoraban al Sol porque sentían una gran dependencia de su ciclo anual. La adoración al Sol se hacía mediante ceremonias complicadas pero el tema central era el retorno de la luz, lo que sucede es que, debido a la aparente debilidad del sol, durante el invierno, se imploraba que “regresara de sus lejanos viajes”. Estos adoradores creían que los troncos secos tenían poderes mágicos que eran liberados en las hogueras para fortalecer al dios sol y hacerle recobrar la vida (los días en efecto, comenzaban a ser más largos).
En los días del paganismo esta fiesta del nacimiento del dios sol era popular especialmente dentro de los “misterios” conocidos como Mitraísmo. Este festival era llamado “La Natividad”. Y no solamente Mitra, el dios sol del mitraísmo, del cual se decía que había nacido en la misma época invernal conocida hoy como “Navidad”. La época invernal era cuando todos los dioses solares, desde OSIRIS, hasta JUPITER y MITRA celebraban su cumpleaños. Las celebraciones consistían en árboles de pino para Adonis, Saturno y otros que representaban el calor del nuevo nacimiento del sol en forma de fuego.
En Babilonia el cumpleaños de Tammuz era celebrado en esta época del invierno con grandes fiestas, celebraciones y borracheras igual que se celebra hoy en día.
Continuarà
fuente >>Tercera parte.
Otra prueba de que Jesucristo nació a mediados de septiembre. Es el hecho de que cuando Cristo nació, José y María habían ido a Belén a empadronarse (Lucas 2: 1-50). No hay registros que indiquen que este periodo fuese en invierno, ni motivo alguno para creer como hemos leído muchas veces en comentarios sobre Navidad, que el empadronamiento había causado la aglomeración de forasteros que no permitió a José y María encontrar lugar en el mesón.
No hay ninguna razón para creer que fuesen tantos los judíos oriundos de Belén radicados en estas poblaciones, pues todos los judíos se hallaban adheridos a las tierras de sus antepasados. José tuvo que hacerlo por causa de la persecución de Herodes contra el niño Jesús.
¿Qué causaría pues la aglomeración? Lo más probable es que fuese la fiesta anual de otoño a la que José y María solían concurrir como buenos judíos y aunque esta vez tenían razón para abstenerse, dado el estado de María, no pudieron hacerlo por coincidir con la nota real del empadronamiento “cada cual en la ciudad donde era nacido” (Lucas capítulo 2). Jerusalén era normalmente, una población de 120,000 habitantes, pero según el historiador Josefo, durante las fiestas algunas veces se reunían allí hasta dos millones de judíos. Con tan grandes multitudes de gente que venían a las fiestas no solamente se llenaba Jerusalén, sino también la aldea de Belén, situado a sólo 5 millas al sur. Esto era al final de la siembra. Todo esto y las evidencias dadas anteriormente, indican que el nacimiento de Cristo fue en el otoño y no el 25 de diciembre.
Si Cristo no nació en diciembre, ¿cómo llegó este día a ser parte del calendario de la Iglesia? La Historia Universal nos da la respuesta.
¡En vez de ser este día el nacimiento de nuestro Salvador, este era el día en que los paganos, durante muchos siglos, celebraron el nacimiento de su dios solar! La Historia nos enseña cuánto se rebajaron los líderes de la Iglesia apóstata en sus esfuerzos por unir el paganismo con el cristianismo hasta el punto de poner el nacimiento de Cristo en una fecha que armonizaba con la celebración pagana del nacimiento del dios sol.
Fue en el siglo V que la Iglesia Católica Romana, ordenó que el nacimiento de Cristo fuera observado el 25 de diciembre, el día de la antigua fiesta romana del solsticio de invierno. Tenemos varios indicios de que la adopción por parte de la Iglesia Católica Romana del mes de diciembre como conmemoración del nacimiento de Jesús se remonta hasta el siglo IV o V d.C. Una de las opiniones más extendidas y aceptadas basa este hecho a partir de la “oficialización” de la religión (para entonces) secta de los cristianos decretada por el Emperador romano en turno, Constantino, durante el año 324 a. C. Es completamente probable que cuando la población romana en general (la cual desconocía el verdadero significado del cristianismo) adoptó la nueva fe, empezó a celebrar sus fiestas paganas familiares con nuevos nombres obtenidos de la terminología de los cristianos. Estos cambios fueron graduales, pero había una celebración romana en particular (La Saturnalia) que se había estado celebrando desde hacía siglos antes de Cristo a finales de diciembre. La celebración incluía jolgorios, banquetes e intercambio de regalos como parte de las fiestas del solsticio de invierno del hemisferio norte. En aquellos lugares y tiempos la mayoría de las personas adoraban al Sol porque sentían una gran dependencia de su ciclo anual. La adoración al Sol se hacía mediante ceremonias complicadas pero el tema central era el retorno de la luz, lo que sucede es que, debido a la aparente debilidad del sol, durante el invierno, se imploraba que “regresara de sus lejanos viajes”. Estos adoradores creían que los troncos secos tenían poderes mágicos que eran liberados en las hogueras para fortalecer al dios sol y hacerle recobrar la vida (los días en efecto, comenzaban a ser más largos).
En los días del paganismo esta fiesta del nacimiento del dios sol era popular especialmente dentro de los “misterios” conocidos como Mitraísmo. Este festival era llamado “La Natividad”. Y no solamente Mitra, el dios sol del mitraísmo, del cual se decía que había nacido en la misma época invernal conocida hoy como “Navidad”. La época invernal era cuando todos los dioses solares, desde OSIRIS, hasta JUPITER y MITRA celebraban su cumpleaños. Las celebraciones consistían en árboles de pino para Adonis, Saturno y otros que representaban el calor del nuevo nacimiento del sol en forma de fuego.
En Babilonia el cumpleaños de Tammuz era celebrado en esta época del invierno con grandes fiestas, celebraciones y borracheras igual que se celebra hoy en día.
Continuarà
fuente >>Tercera parte.
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